En este post hablaremos sobre cómo abordar el comunicado de una enfermedad grave a un niño, en qué momento es adecuado hacérselo saber a tus hijos, qué tenemos que explicar de una enfermedad grave y cómo podrían reaccionar o qué problemas podrían tener tus hijos para asumir esta realidad, en función de su edad.
Cuando se diagnostica una enfermedad grave, es posible que la persona afectada necesite tiempo para poder asimilarlo. Pero es importante que, en cuanto se sienta preparada, comparta esa información con los más jóvenes de la casa. Es posible que ellos mismos ya hayan percibido que algo no va bien, pero necesitan información para poder afrontar la situación1.
La importancia de la comunicación
Cuando los menores perciben que algo no va bien, pueden sentir miedo y confusión. Compartir información con ellos les permitirá afrontar mejor las situaciones difíciles. Aunque la verdad sea difícil de abordar, tratar de ocultarla puede generar desconfianza y una mayor intranquilidad1,2.
También es importante tener en cuenta que es necesario adaptar la información que se quiere transmitir a la edad y las necesidades del niño o adolescente, para que sea capaz de asimilarla, adaptarse y aprender a vivir con la situación que se le plantea1,3.
Prepararse para la conversación
Una buena manera de empezar la conversación en torno a una enfermedad grave es preguntarle a tu hijo qué es lo que ya ha escuchado y qué dudas le han surgido3.
No evites llamar a las cosas por su nombre, la sinceridad siempre es bien recibida y es importante que el niño entienda la gravedad de la enfermedad. Es importante contar, por ejemplo, dónde se localiza la enfermedad, qué implicará el tratamiento, qué cosas es previsible que pasen, por ejemplo, la fatiga extrema que puede generar una enfermedad o cosas más visibles, como la caída del cabello si estamos hablando del tratamiento de muchos cánceres. También es posible que haya cambios que alteren la rutina de los niños. Y, sea cual sea su edad, una preocupación que pueden tener es el miedo a la muerte como consecuencia de la enfermedad1,2.
Deberíamos evitar abordar detalles de la enfermedad que puedan generar miedo porque añaden una mayor carga de preocupación1.
Consejos para hablar con los niños
Es importante tranquilizar a los menores transmitiéndoles que1,4,5:
- El origen de la enfermedad no tiene nada que ver con lo que ellos hayan podido hacer o dejar de hacer.
- Es normal sentir emociones muy intensas.
- Pueden hacer todas las preguntas que necesiten.
- No están solos.
En función de su edad, los niños necesitan distintos tipos y grados de información1:
- Hasta los 8 años, no necesitan mucha información, sino sentirse seguros.
- Entre los 8 y los 12 años, pueden sentirse más preocupados por cómo la enfermedad afectará a su vida.
- Los adolescentes pueden entender mejor la seriedad de la información.
El apoyo emocional a lo largo del proceso
Durante el proceso de la enfermedad, las reacciones pueden ser muy diversas. Cuanto mayor sea el niño, más podrá querer tratar de ocultar sus sentimientos. Los adolescentes pueden querer permanecer cerca de su progenitor enfermo o, por el contrario, necesitar distanciarse1.
Hay que tener presente que el silencio de un hijo no significa falta de interés. Es posible que en un primer momento no tenga preguntas o que necesite protegerse, ocultando sus sentimientos o miedos2.
Algunas señales que pueden indicar que un niño no está sobrellevando bien la situación o está pasando un duelo son1,3-5:
- Problemas de sueño: dificultad para conciliar el sueño, pero también para despertarse, o tener pesadillas.
- Síntomas físicos: pueden verbalizar sensación de cansancio, dolor de cabeza o malestar general.
- Cambios de comportamiento: los niños expresan su miedo a través de su forma de actuar. Pueden mostrar un retroceso o regresión (un comportamiento de un niño de menor edad), una mayor agresividad o una menor capacidad de atención en la escuela.
- Expresar tristeza, depresión, ansiedad o miedo.
- Mostrar enfado: oculta otro tipo de sentimientos e inseguridades.
En estos casos, involucrar al entorno del niño, por ejemplo, a la escuela, puede ser positivo para ayudarles a sobrellevar la situación.
Otras actitudes que favorecen que el menor pueda afrontar la nueva situación con menos dificultades incluyen1,4,5:
- Mantener la normalidad de sus rutinas en la medida de lo posible.
- Dedicarle tiempo en exclusiva para que se sienta atendido.
- Animarle a preguntar todo lo que necesite saber con confianza.
- Abordar y hablar de los sentimientos que está experimentado.
- Fomentar sus actividades extraescolares y planes con amigos.
- Evitar que se sienta solo.
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Referencias:
1Cómo hablar con los hijos sobre el diagnóstico de cáncer. Oncolink. Consultado en febrero, 2023.
2¿Cómo puedo hablar con la gente sobre el cáncer? Consultado en febrero, 2023.
3Cómo hablar con los niños sobre las tragedias y otras malas noticias. Healthy Children. 2022.
4Cómo hablar con un niño sobre la enfermedad terminal de uno de sus padres. Medline Plus. Julio, 2020.
5Cuando uno de tus papás tiene cáncer: Guía para adolescentes. NIH. Consultado en febrero, 2023.