En este post explicaremos qué es la epistaxis o sangrado nasal. Comentaremos sus causas más habituales, el manejo y tratamiento de estos episodios, y los cuidados y recomendaciones para su prevención.
La palabra epistaxis procede del griego y significa "goteo". Se suele utilizar para hacer referencia al sangrado típico que se produce por la nariz y que es frecuente en niños de dos a diez años, aunque también se puede producir en adultos, especialmente en personas mayores1,2.
¿Qué es la epistaxis?1,3,4
La epistaxis es la hemorragia producida al dañarse la mucosa de la nariz por la rotura de los vasos sanguíneos de las fosas nasales, especialmente de la parte anterior e inferior del tabique nasal.
Causas de la epistaxis1-7
La mucosa que reviste las fosas nasales es rica en finos vasos sanguíneos que pueden romperse con facilidad, por lo que la epistaxis es una urgencia frecuente en la práctica otorrinolaringológica.
En la mayoría de los casos, las hemorragias que se producen en esta zona pueden ser fácilmente controladas. Sin embargo, en algunas ocasiones se requiere de asistencia sanitaria y, excepcionalmente, hasta ingreso hospitalario. En casos extremos se puede poner en peligro la vida del paciente.
Suelen darse casos de propensión familiar al sangrado nasal durante la infancia. Además, la debilidad de los vasos sanguíneos puede propiciar que diversos factores puedan provocar el sangrado. Estos incluyen:
- Pequeños golpes.
- Rascados intensos.
- Rinitis.
- Alergias.
- Sequedad ambiental.
Incluso, la hemorragia se puede producir de forma espontánea. En otros casos la epistaxis se relaciona con el uso de medicamentos por vía nasal, como los descongestionantes, y debido a factores hormonales. En este último caso, situaciones como la menstruación, la pubertad y el embarazo pueden dar lugar a la aparición de epistaxis debido a un aumento de la vascularización de la mucosa de las fosas nasales, como consecuencia de los niveles elevados de estrógenos en sangre.
También se ha apuntado a diversas patologías sistémicas como potenciadoras de la epistaxis, incluyendo la alteración de la coagulación de la sangre o la hipertensión arterial, aunque es difícil establecer una relación causal entre estas afecciones y el sangrado nasal.
Finalmente, existen causas menos frecuentes de las hemorragias nasales, como tumores, malformaciones vasculares nasales o angiomas.
Tipos de epistaxis2,4,5,8
Existen diversos tipos de epistaxis. En función de su gravedad se puede diferenciar:
- Epistaxis benigna: es la más frecuente. Se caracteriza por el sangrado nasal repentino, inicialmente unilateral; con un buen estado general del paciente. Suele ceder rápido, de forma espontánea o por simple compresión.
- Epistaxis grave: supone aproximadamente el 10 % de los casos. La gravedad radica en la abundancia o repetición de los episodios hemorrágicos.
En función de dónde se produce la hemorragia y, en consecuencia, por dónde se exterioriza el sangrado, se puede diferenciar entre:
- Epistaxis anterior: el sangrado se produce por las fosas nasales. Es la forma más frecuente en todos los grupos de edad.
- Epistaxis posterior: el sangrado se produce por la orofaringe.
¿Qué hacer ante la aparición de epistaxis?1,4,5,8-10
En la mayoría de las ocasiones, la epistaxis suele ser leve y no presenta repercusiones importantes. El goteo de sangre puede ceder por sí solo o realizando maniobras de compresión o taponamiento.
Para cortar la hemorragia la maniobra más sencilla y eficaz es apretar con un dedo el lado de la nariz por donde sale la sangre o bien hacer la pinza en la parte baja de la nariz con los dedos índice y pulgar.
Es recomendable que la persona que sufre la hemorragia esté sentada y con la cabeza inclinada ligeramente hacia adelante, en ningún caso se echará la cabeza hacia atrás. La compresión se puede mantener hasta transcurridos 20 minutos. Si pasado este tiempo la hemorragia no ha cedido, es aconsejable buscar asistencia sanitaria.
También se debe buscar asistencia sanitaria urgente si la hemorragia es consecuencia de un traumatismo y se acompaña de dolor intenso o deformación de la nariz. Otras situaciones que recomiendan la atención sanitaria incluyen:
- El sangrado es muy intenso.
- La sangre fluye por ambas fosas nasales o por la boca.
- El sangrado se acompaña de vómitos con sangre deglutida.
- La hemorragia se acompaña de signos que indican que se está perdiendo mucha sangre, como palidez, sudoración, mareo o desvanecimiento.
- Si se están tomando medicamentos anticoagulantes.
Tratamiento de la epistaxis2,4,5,8
Cuando no se ha conseguido controlar el sangrado nasal con la maniobra de compresión anteriormente descrita, se debe buscar atención sanitaria.
En estos casos, el tratamiento para la epistaxis dependerá de las causas, localización y la abundancia del sangrado.
En atención presencial, se procederá a realizar una valoración del estado general del paciente y la repercusión de la hemorragia.
Tras la retirada de los posibles coágulos de sangre de las fosas nasales, se introducen unas mechas de algodón impregnadas con anestesia tópica y adrenalina u otros vasoconstrictores. Esto permite una correcta exploración e identificación del punto sangrante.
Si la hemorragia continúa, se ha de realizar un taponamiento de la fosa nasal (si es posible con una gasa estéril empapada en un antibiótico o antiséptico), dejando un extremo de la gasa fuera del orificio nasal para que resulte fácil extraerla, continuando con la presión externa.
En los casos en que el sangrado continúe, puede procederse a la cauterización de la zona sangrante.
En cualquier caso, es recomendable consultar al médico cuando se presentan hemorragias nasales muy frecuentes sin causa conocida.
Cuidados y prevención de la epistaxis1,2,5,8
Después de haber sufrido una epistaxis, la zona de la nariz que ha sangrado permanece muy sensible y puede sangrar ante cualquier contacto, por lo que es aconsejable evitar tocarse la nariz y practicar ejercicio físico intenso o deportes de contacto durante unos días.
Para evitar daños por la manipulación de la nariz, como rascados internos o sonarse de forma vigorosa, se recomienda realizar lavados nasales con suero salino fisiológico o agua de mar y mantener las uñas cortas, con forma cuadrada y los picos limados. También, para prevenir la sequedad ambiental, pueden utilizarse humidificadores.
Si se observa seca la mucosa nasal podría recomendarse la aplicación de pomadas intranasales vaselinadas con vitamina A o ácido hialurónico.
En los casos en los que se produzcan infecciones, como la colonización bacteriana por Staphylococcus aureus, con aparición de costras características, la aplicación de pomadas intranasales antibióticas y/o antisépticas contribuirá a la reducción de la inflamación nasal y puede ser tan efectiva como la cauterización.
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Referencias:
1Epistaxis (sangrado nasal). Asociación Española de Pediatría. En Familia AEP. Diciembre, 2019.
2Guía de manejo de epistaxis. Guías ACORL para el manejo de las patologías más frecuentes en Otorrinolaringología. Consultado febrero, 2024.
3Epístaxis. Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Consultado febrero, 2024.
4Libro virtual de formación en ORL. Cap. 50. Epistaxis y cuerpos extraños nasales. Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL-PCF). Consultado febrero, 2024.
5Epistaxis. The New England Journal of Medicine. Marzo, 2021.
6Is epistaxis associated with arterial hypertension? A systematic review of the literature. European Archives of Oto-Rhino-Laryngology. Febrero, 2014.
7Syndromes that predispose to epistaxis. European Archives of Oto-Rhino-Laryngology. Enero, 2019.
8Tratamiento de la epistaxis en Atención Primaria. Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria (FAPap). 2014, vol. 7, nº 2.
9Actuación ante una epistaxis. Elsevier. Abril, 2000.
10Manejo de epistaxis en pacientes con terapia antitrombótica. Revista ORL. Agosto, 2021.