En este post vamos a hablar sobre el asma, sus síntomas y cómo la alimentación puede protegernos frente al asma y ayudarnos a mejorar su control.
Con motivo del Día Mundial del Asma, vamos a hablar de esta enfermedad crónica que causa sibilancias, falta de aliento, tos y opresión en el pecho, dificultando la respiración. En una crisis de asma, las vías respiratorias se estrechan y se inflaman, mientras que los músculos de su alrededor se tensionan, con lo cual se reduce la cantidad de aire que llega al pulmón1.
Las crisis de asma pueden desencadenarse por diferentes causas, tales como la alergia a los ácaros, al moho o al polen, una reacción a un medicamento o a una sustancia química en el aire o en los alimentos, los cambios climáticos, la actividad física, las infecciones respiratorias, el humo del tabaco o una emoción fuerte. La alimentación no puede curar el asma ni eliminar los síntomas, pero puede atenuarlos y mejorar la salud general1,2.
Cómo la alimentación influye en el asma
Si bien la alimentación no cura el asma ni elimina sus síntomas, una alimentación saludable, que contenga los nutrientes adecuados y cualidades antioxidantes, antialérgicas y antiinflamatorias, puede proteger frente al asma, siendo este efecto protector más acentuado durante la infancia1-4. Las recomendaciones alimentarias generales para las personas asmáticas incluyen4:
- Mantener un peso saludable: una buena alimentación es esencial para mantener un peso saludable a largo plazo, pues la obesidad es un factor de riesgo de asma.
- Incorporar frutas y verduras en la dieta: gracias a sus propiedades antioxidantes, que aportan el betacaroteno, las vitaminas C y E y el zinc, las frutas y verduras ayudan a reducir la inflamación provocada por radicales libres (unas sustancias químicas que dañan las células) y podrían proteger frente al asma.
- Evitar los alimentos que pueden desencadenar alergias: algunos alimentos como los frutos secos, el pescado, el marisco o la leche pueden provocar alergias y desencadenar una crisis asmática, especialmente si se realiza ejercicio después de consumirlos.
- Consumir vitamina D: los bajos niveles de vitamina D pueden agravar el asma y aumentar la predisposición de los niños a padecerla. Para evitarlo, se recomienda tomar leche, huevos, salmón, y exponerse al sol unos minutos cada día para mejorar los niveles de esta vitamina.
- Evitar el consumo de sulfitos: los sulfitos son un tipo de conservante que puede desencadenar síntomas del asma. Se encuentran en alimentos como el vino, los encurtidos o los congelados.
Aunque todavía no se ha probado, se cree que consumir frutos secos o pescados de agua fría, que son alimentos ricos en ácidos grados omega-3, y reducir el consumo de sal, podría contribuir a mejorar los síntomas del asma4.
Alimentos que pueden ayudar a prevenir y controlar los síntomas del asma
Hay alimentos que reducen el estrés oxidativo y la inflamación, dos rasgos fundamentales en las manifestaciones del asma. La dieta mediterránea y el consumo de ciertos alimentos podría reducir el riesgo de asma2,3:
- Pescado azul y marisco.
- Frutas y verduras.
- Frutos secos.
- Vegetales de hoja verde.
- Germen de trigo.
- Aceites vegetales.
- Alimentos ricos en magnesio, como los cereales, semillas, espinacas o zanahorias.
- Líquidos en abundancia.
Para mejorar el control del asma no debes modificar drásticamente tu alimentación ni tomar suplementos alimentarios sin la recomendación de un profesional sanitario. Debes consultarlo con él antes de realizar cualquier tipo de cambio en estos hábitos.
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Referencias:
1Asma. Medline Plus. Febrero, 2022.
2Alimentación. FENAER. Consultado en febrero, 2023.
3Asthma and dietary intake: an overview of systematic reviews. Allergy. 2016.
4Alimentación para personas asmáticas: ¿lo que comes marca la diferencia? Mayo Clinic. Enero, 2022.