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Consumir la cantidad de sal necesaria, y no más, es beneficioso para la salud. Te explicamos por qué es importante y lo fácil que es conseguirlo en tu propio hogar. ¿Qué te parece como propósito para este año 2021?


La Organización Mundial de la Salud (OMS)1 publica nuevas medidas para ayudar a reducir el consumo de sal. Concretamente, el objetivo es la disminución de un 30% en el consumo de sal de la población mundial en 2025. El motivo bien lo merece, pues así se podrían evitar dos millones y medio de defunciones.

¿Por qué debe reducirse el consumo de sal?

El consumo excesivo de sal (> 5 gramos al día) puede provocar o favorecer la hipertensión arterial, y aumentar considerablemente el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidente cerebro-vascular2. La mayoría de las personas consume más sal de la aconsejada, un promedio de 9 a 12 gramos/día, cifra que dobla la cantidad de sal aconsejada para una persona adulta.

¿Cuánta sal se aconseja?

La cantidad de sal recomendada para un adulto, según la OMS, son 2 gramos al día de sodio, lo que equivale a 5 gramos de sal al día (1 cucharada de café)1,2. Los niños menores de dos años no deberían consumir sal extra añadida en las preparaciones, ya que los alimentos naturales ya les aportan la sal necesaria. Los niños entre dos y cinco años deberían consumir una menor cantidad que el adulto, adaptándola a sus necesidades nutricionales. Para niños mayores, algunas entidades proponen que para si tienen más de seis años el consumo máximo diario de sal sea de 3 gramos, y de 5 gramos para niños a partir de 10.

Medidas adoptadas por la OMS para reducir el consumo de sal1

La mejora de los hábitos alimentarios de la sociedad es una responsabilidad común, por ello debe trabajarse desde diferentes ámbitos.

Política social:

  • Políticas públicas, políticas fiscales y reglamentaciones que garanticen una producción de alimentos más sanos, y también garanticen accesibilidad económica y disponibilidad de productos más sanos.
  • La colaboración con el sector privado para mejorar la accesibilidad y disponibilidad de productos bajos en sal.
  • Campañas de sensibilización que favorezcan que el consumidor comprenda la necesidad de reducir la cantidad de sal de la dieta.
  • Intervenciones locales en escuelas, lugares de trabajo, centros comunitarios… que promuevan unos adecuados hábitos alimentarios, incluida la reducción del consumo de sal.
  • Aplicar medidas de vigilancia en el consumo de la población y en las fuentes alimentarias con el objetivo de conocer comportamientos y valores de los consumidores para poder orientar las decisiones políticas.

Industria alimentaria:

  • Reducir de manera progresiva el contenido en sal de los productos, consiguiendo que el consumidor vaya adaptándose al nuevo sabor sin recurrir a buscar alternativas.
  • Difundir mediante actividades de sensibilización las ventajas de consumir alimentos con menor contenido de sal en los propios puntos de venta.
  • Reducir la sal de las comidas en los servicios de restauración, además de indicar el contenido de sal de estas.

En el hogar:

  • Evitar la sal de mesa.
  • Evitar añadir sal a las preparaciones.
  • Limitar el consumo de tentempiés salados y alimentos procesados salados.
  • Escoger productos sin sal.

Otras prácticas a nivel local:

  • Integrar la reducción de la sal en los programas de formación de los manipuladores de alimentos.
  • Retirar la sal de mesa y salsa de soja en los restaurantes.
  • Colocar etiquetas en los productos o estantes indicando el alto contenido en sodio y el riesgo que comporta.
  • Facilitar un asesoramiento dietético específico a aquellas personas que acuden al centro de salud.
  • Crear un entorno propicio para que los niños adopten una dieta baja en sal desde la infancia.

Alimentos con mayor contenido en sal

En muchos países la mayoría de sal consumida proviene de alimentos ya envasados y procesados comprados en el supermercado3, por lo que para muchos consumidores puede llegar a ser “sal oculta”. Estos son algunos de los alimentos con mayor contenido en sal: platos precocinados como pizzas, hamburguesas, lasañas, canelones... aperitivos y snacks salados como las patatas chips, los ganchitos…, cubos concentrados de caldo, salsas y productos untables, embutidos, incluso alimentos aparentemente dulces como galletas, cereales de desayuno o la bollería industrial. Por ello es importante que el consumidor lea la etiqueta del producto a la hora de comprar, y evite aquellos que tengan un alto contenido en sal2.

Conclusión

Un consumo de sal inferior a 5 gramos diarios en el adulto contribuye a disminuir la tensión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e infarto de miocardio. La reducción de la ingesta de sal se considera una de las medidas más efectivas y con menor coste que los países pueden tomar para mejorar la situación sanitaria de la población.

 

 

Referencias:

1 Reducir el consumo de sal. Organización Mundial de la Salud.  Abril, 2020. 

2 Día Mundial del Corazón 2014: con menos sal se salvan vidas. Organización Mundial de la Salud. Marzo, 2014. 

3 “La OMS publica nuevas medidas para ayudar a los países europeos a reducir el consumo de sal”. Médicosypacientes.com. OMC-Organización Médica Colegial de España. Julio, 2020. 

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