comer en familia

Las vacaciones pueden ser un excelente momento para recuperar la costumbre de comer en familia. No solo reforzaremos nuestros vínculos, sino que protegeremos nuestra salud.


Si a alguno de nuestros abuelos se les hubiera dicho que llegaría un día en el que se harían investigaciones y se escribirían artículos acerca de los beneficios de comer en familia, es fácil que preguntara: ‘¿Es que acaso hay otra forma de comer?’. Vivieron un tiempo en el que no había cenas en el sofá ante la tele, ni distintos horarios para cada miembro del hogar. A la hora de comer, se ponía la mesa para todos.

Los tiempos han cambiado y la frecuencia de las comidas familiares ha descendido en las últimas décadas1. Cada vez es más habitual almorzar o cenar en solitario: delante del ordenador, mientras se ve la tele, se juega a la consola o se escucha música con los cascos. Al mismo tiempo que eso ha sucedido, también hay cada vez más evidencia científica de la conveniencia para la salud de recuperar la costumbre de comer en familia.

De la obesidad infantil a la autoestima

Uno de los puntos sobre los que más se ha estudiado es el de la influencia de los hábitos familiares en el incremento de las cifras de sobrepeso y obesidad; en 2019, según los resultados del estudio Aladino, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, un 40% de los niños españoles presentaba problemas de exceso de peso. En este contexto, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha lanzado el mensaje de que una medida clave para combatir este problema es, precisamente, tratar de cocinar y comer en familia2.

Pero no es solo la obesidad. Distintas investigaciones han demostrado también otros beneficios de comer en familia3.

  • Se asocia con una dieta más saludable: un consumo mayor de frutas, verduras, cereales y productos ricos en calcio, y un menor consumo de alimentos fritos y refrescos.
  • Contribuye al desarrollo de los hábitos alimentarios y a la mejora del lenguaje y de las habilidades de comunicación.
  • Se ha observado una disminución de los hábitos de riesgo, como fumar, beber alcohol o consumir drogas en los chicos de familias en que se comparte la mesa con más frecuencia, así como un mejor rendimiento escolar.
  • El estudio Family Narrative Project, de la Universidad de Emory, muestra que los hijos de familias que comían habitualmente juntas conocían mejor la historia familiar, tenían un mayor nivel de autoestima, se relacionaban mejor con sus compañeros y presentaban una mayor capacidad de tolerancia frente a la adversidad.

Todo ello lleva a la conclusión de que promover la comida en familia es una herramienta potente de salud pública que ayudaría a mejorar la calidad de la dieta de nuestros niños y adolescentes, contribuiría a reducir el sobrepeso y potenciaría los resultados académicos y sociales.

La idea que subyace detrás de muchas de estas investigaciones es que comer en familia va más allá de los aspectos meramente nutricionales: es una forma de ver el mundo y lo importante no es solo la comida, sino la familia. Estar juntos. La comida sería, por tanto, una excusa, la ocasión para compartir ese momento.

¿Y cómo lo hacemos?

Es importante que recordemos aquello de que educar es dar ejemplo. Los niños aprenden lo que ven, por lo tanto, debemos tener presente que debemos empezar nosotros mostrando coherencia con lo que les pedimos.

  • Podemos ir incorporando a los más pequeños a la mesa familiar, para que desde niños se acostumbren a compartir ese momento y para que aprendan de nosotros.
  • Si los niños ya son más mayores y no ha existido esa costumbre, será mejor ir poco a poco. Por ejemplo, podemos fijar una o dos comidas por semana.
  • Buscar ese hueco que a todos nos venga bien. Puede ser en el desayuno, la comida o la cena.
  • La tele debe estar apagada: es importante comer sentados en un entorno que facilite que la charla fluya.
  • Los móviles también se deben quedar fuera. Podemos fijar un lugar de la casa en el que todos dejemos los dispositivos a la hora de la comida. Nosotros también.
  • Para estimular el ambiente de unidad, es interesante que los chicos se involucren en la preparación de las comidas o en la compra de los alimentos.

Recuerda que…

  • La comida es un excelente punto de encuentro para que la familia se reúna e intercambie las experiencias del día.
  • Comer en familia se asocia a una mejora en los hábitos dietéticos y a la reducción de los niveles de sobrepeso infantil.
  • También mejora el lenguaje, las habilidades de comunicación y potencia los resultados académicos y sociales.

 

 

Referencias:

1 Beatriz Beltrán de Miguel y Carmen Cuadrado. Informe TFW. Comer en Familia: hacer de la rutina salud. Departamento de Nutrición y Bromatología UCM Junio, 2021.

2 Cocinar y comer sano en familia. AEPap. Junio, 2021

3 J.M. Moreno Villares, M.J. Galiano Segovia. La comida en familia: algo más que comer. Acta Pediátrica Esp.2006; 64(11):554-558. Junio, 2021.

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