En este post te hablamos de la parentalidad positiva y te damos algunas pautas para educar en positivo a tus hijos en función de su edad.
La Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas señala que la familia es “el medio idóneo para el crecimiento de los niños y las niñas”. Desarrollarse en el seno de una familia que les proporcione seguridad, amor y comprensión es la mejor manera de que su desarrollo físico, emocional y social sea pleno y normal. Ejercer una parentalidad responsable y positiva, basada en el afecto, pero estableciendo también normas y límites es, según Save the Children, esencial para formar a futuros adultos responsables y comprometidos con la sociedad1.
¿Qué es la parentalidad positiva?
Hay tres pilares que definen la parentalidad positiva: conocer, proteger y dialogar. Es decir, conocer a los niños, entender cómo se sienten, lo que piensan y cómo reaccionan en función de cada una de sus etapas de desarrollo. También darles seguridad, que se sientan protegidos y guiados por sus padres, que confíen en ellos. Finalmente, resolver los problemas de forma positiva, sin recurrir a castigos físicos o humillantes1.
Y es que está demostrado que los gritos, insultos, amenazas, humillaciones, azotes o cachetes no son eficaces en la educación de los niños y, además, les ocasionan tristeza, miedo, soledad, culpabilidad y baja autoestima1.
La parentalidad positiva requiere de paciencia y esfuerzo, pero es posible1. Los padres son capaces de afrontar las dificultades que les van presentando sus hijos y de resolverlas con éxito2; las nuevas tecnologías pueden ser también una herramienta muy útil para acceder a información contrastada en caso de duda3.
Cómo actuar a cada edad
De 0 a 12 meses:
En esta etapa, la dependencia del bebé de los adultos es total y es el momento en el que se desarrolla el vínculo afectivo con las personas que lo cuidan. La respuesta protectora por parte de los adultos es esencial e influirá en su bienestar físico y emocional, así como en sus capacidades cognitivas. Si el bebé no recibe continuamente afecto y cuidados puede sentir ansiedad y miedo.
Como no dispone de herramientas verbales para comunicarse, es importante que sus padres estén pendientes de sus movimientos y sonidos para detectar sus necesidades y satisfacerlas de manera rápida. Es también muy positivo interactuar con el bebé cuando empieza a gorjear porque estimulará su desarrollo del lenguaje1.
De 1 a 3 años:
Durante esta etapa es importante permitirle explorar, pero de manera controlada porque no es consciente de los peligros. Estimular su lenguaje es fundamental: hablarle, escucharlo y tener paciencia cuando trate de expresarse, contarle cuentos… También es esencial ayudarlo a gestionar su frustración, ya que diariamente escuchará “no” muchas veces, por lo que los padres deberán apoyarlo para que pueda verbalizar lo que siente y explicarle también lo que sienten ellos1.
De 3 a 6 años:
A partir de los tres años hay que introducir normas y límites (que impliquen instrucciones claras y simples) de convivencia en la casa y de todo tipo, explicando los motivos en un lenguaje adecuado a la edad del niño. Es fundamental que sepa que no puede conseguir todo lo que quiere.
Durante esta etapa, el niño quiere ayudar, es importante dejarle hacerlo y enseñarle, aunque su coordinación fina no está del todo desarrollada y puede derramar líquidos o ensuciar mucho. A esta edad se desarrollan también muchos miedos, por ello es importante que sepa que sus padres lo mantendrán a salvo y que, si se van, volverán1.
De 6 a 10 años:
Es también esencial estar atentos a síntomas de inseguridad en relación con el colegio que puedan provocarle miedo o frustración. Hay que tener en cuenta que cada niño es diferente, por lo que nunca se le debe comparar con otros y hay que hacer hincapié en sus esfuerzos y logros. A la hora de establecer normas es muy importante contar con su opinión, así se sentirá escuchado y valorado. También es importante para su desarrollo que lleve una vida sana: las rutinas y horarios de sueño, así como el ejercicio físico habitual y la alimentación saludable deben ser una constante en su vida1.
De 10 a 18 años:
Se deben revisar las normas y sanciones y adaptarlas a una mayor autonomía: necesita más libertad, pero también tiene que ser más responsable. Al igual que en las etapas anteriores, la relación tiene que basarse en los principios de respeto y diálogo. Se trata de una época de cambios en la que el vínculo afectivo establecido en las etapas anteriores será fundamental. Los progenitores deben acompañar a los hijos en su propio desarrollo para entender lo que está bien y lo que está mal, hablarles de prácticas dañinas (drogas, tabaco…) y darles información afectivo-sexual. Los niños y adolescentes no llevan la contraria “porque sí”, necesitan diferenciarse de sus padres, y tenerlo en cuenta es importante para aceptarlo mejor. La comunicación es fundamental durante la adolescencia1.
Además, en todas las etapas es muy importante que los padres sepan que, si sus palabras no van acompañadas de acciones concretas, se quedan sin contenido y fomentan la llamada ‘sordera conductual’, es decir, los padres pierden credibilidad y los niños dejan de cumplir lo que les piden2.
Algunas claves para solucionar conflictos
La comunicación es clave para resolver conflictos, especialmente durante la adolescencia, aunque siempre evitando justificar ningún tipo de actitud violenta. Algunas pautas que se pueden seguir son1:
- La escucha activa, tratar de entender lo que el niño o el adolescente quiere decir.
- Ponerse en su lugar, mostrar empatía y que quede clara la intención de entender su postura.
- Mantener un clima de respeto, nunca se deben emplear insultos, reproches ni amenazas.
- Negociar para buscar una salida al problema.
En resumen, la comunicación, el respeto y el afecto son los aspectos más importantes de educar en positivo1.
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Referencias:
1 ¿Quién te quiere a ti? Guía para padres y madres: cómo educar en positivo. Save the Children y el Ministerio de Sanidad. Junio, 2012.
2 Escuela de padres: la tarea de educar a los hijos. Consejo General de la Psicología de España. Mayo, 2006.
3 Educar en Positivo: Primeros resultados y retos de futuro. Universidad de La Laguna. 2014.