presbicia

 

¿Ves borrosas las letras de un libro? ¿Tienes que estirar los brazos o agrandar la letra en el móvil? Si rondas los 40 años no te preocupes, puede ser normal.


Lo que te está ocurriendo se llama presbicia, comúnmente conocida como vista cansada. Es un proceso degenerativo natural asociado a la edad, pero que tiene solución.

La presbicia está relacionada con el envejecimiento del cristalino, que es la lente interna del ojo que nos permite ver nítidamente los objetos cercanos y los que están a media distancia.

En los primeros años de la vida, el cristalino es suave y flexible y enfoca perfectamente los objetos a cualquier distancia. A partir de la década de los 40, aproximadamente, se va volviendo más rígido, dificultando la visión de los objetos que están a menos de un metro1. Otros síntomas que podemos notar a consecuencia de la presbicia pueden ser dolor de cabeza y fatiga ocular, especialmente al final del día.

La presbicia va evolucionando con los años, hasta llegar a la década de los 60, cuando ya se ha desarrollado en su totalidad y se mantiene estable. Hay que señalar que nadie está exento de desarrollarla y que junto con las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad forman el principal trío de enfermedades oftalmológicas ligadas al envejecimiento.

Otros factores de riesgo 2

Además de la edad, existen otras circunstancias que pueden hacer que seamos más propensos de desarrollar presbicia.

  • Medicación: antidepresivos, antihistamínicos y diuréticos están asociados con el desarrollo de presbicia prematura.
  • Enfermedades: ser hipermétrope (mala visión cercana), tener diabetes, esclerosis múltiple y enfermedades cardiovasculares (como la hipertensión) contribuyen a que la presbicia pueda desarrollarse en personas menores de 40 años.
  • Actividad diaria: si pasamos muchas horas frente al ordenador o leyendo, aumentan las posibilidades de tenerla antes de lo normal.1

Por otra parte, es destacable el hecho de que ser miope, es decir, tener problemas para ver mal de lejos, “camufla” la presbicia, ya que nuestro cerebro “programa” los ojos para ver bien de cerca y compensar los problemas de visión lejana.3

¿Cura o tratamiento?

La presbicia no tiene cura como tal, ya que es un proceso fisiológico natural asociado al paso del tiempo, pero sí que puede corregirse y tratarse.

El primer paso es acudir a un oftalmólogo para que haga un estudio completo de la visión y la salud del ojo (por si está dañada alguna estructura ocular). Posteriormente, se establecerá qué tratamiento es el más adecuado en cada caso, ya que puede pasar por la simple prescripción de unas gafas para ver de cerca a una cirugía ocular.1

  • Corrección con gafas: si no hemos llevado previamente, se nos indicará que usemos unas con una graduación positiva y que solo utilizaremos para tareas concretas en las que necesitamos ver bien de cerca, como leer, trabajar delante de un ordenador, coser o realizar un adecuado aseo personal (cortarnos las uñas, maquillarnos…). Si se utilizaban gafas previamente, el oftalmólogo nos aconsejará utilizar gafas bifocales o progresivas, para poder tener una visión correcta desde todas las distancias.
  • Corrección quirúrgica: el tratamiento puede realizarse mediante láser (como el que se utiliza también para la miopía o la hipermetropía). Otra opción consiste en la implantación de unas lentes intraoculares que sustituyen al cristalino que ya no funciona correctamente. Al igual que con las gafas, las lentes pueden ser bifocales, para ver bien de cerca y de lejos, o trifocales, que permiten una visión nítida a corta, media y larga distancia. Existe también la posibilidad de la colocación de implantes corneales (cirugía reversible) que no corrige las dioptrías, pero que ejerce presión sobre la superficie de la córnea (es la capa más externa del ojo, es transparente y actúa como primera lente del ojo) curvándola y consiguiendo que podamos enfocar correctamente los objetos cercanos.

Las populares “gafas de cerca” las podemos encontrar en múltiples establecimientos. Sin embargo, es fundamental que antes de recurrir a ellas vayamos primero a un oftalmólogo para que nos haga un estudio y establezca un tratamiento personalizado que se adapte a nuestras necesidades en cada momento.

Recuerda la importancia de acudir a un profesional sanitario cualificado; es la persona indicada para hacer una recomendación adaptada a cada caso individual.

 

 

Referencias:

1 Patologías frecuentes. Presbicia. Sociedad Española de Oftalmología. Página visitada el 22 de enero de 2021. 

2 Presbicia. Clínica Mayo. Septiembre, 2020. 

3 Presbicia. MedlinePlus. Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Febrero, 2020. 

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