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Los dispositivos electrónicos portátiles de consumo que ofrecen datos sobre la salud, se perfilan como una herramienta útil en el control de eventos cardiovasculares.


La OMS 1 sitúa las enfermedades cardiovasculares como principal causa de la mortalidad mundial: la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular son responsables del 16 y el 11% respectivamente del total de muertes en el mundo. Para poder diagnosticar un ataque cardiaco y, por tanto, tratar de prevenirlo, los médicos necesitan buscar un patrón distintivo en un seguimiento de la actividad eléctrica del corazón y, para ello, usan una prueba conocida como electrocardiograma de 12 derivaciones o ECG. Un estudio del que se ha hecho eco la Harvard Medical School 2 sugiere que las lecturas de ECG tomadas con un reloj inteligente pueden ser tan precisas como una ECG tradicional realizada en un entorno médico.

Un estudio prometedor

Para llevar a cabo este trabajo, un equipo de científicos del departamento de cardiología de Magna Graecia University, Catanzaro (Italy), realizaron mediciones de ECG con un reloj inteligente, situándolo en ocho ubicaciones específicas (en el pecho y en el abdomen) de 81 personas que buscaron atención por un posible ataque cardíaco en una clínica italiana desde abril de 2019 hasta enero de 2020. Dos tercios eran hombres y su edad promedio era de 61 años.

Con el fin de comparar datos, se realizaron pruebas de ECG con reloj inteligente y con aparatos médicos estándar en 19 personas sanas. De acuerdo con los resultados, los relojes inteligentes tenían una precisión del 93% al 95% para identificar y distinguir correctamente entre los diferentes tipos de ataques cardíacos. Entre las personas sanas, la precisión del reloj, para notar correctamente la ausencia de un ataque cardíaco, fue del 90%. El estudio fue publicado en JAMA Cardiology3.

Otros ejemplos de eficacia de los “Smartwatch”

Las recientes tendencias de estilo de vida y los crecientes cambios ambientales han afectado la salud del corazón en general haciendo que, cada vez haya más afectados jóvenes por enfermedades cardiovasculares. El aumento del nivel de estrés, la contaminación, los malos hábitos alimenticios, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la reducción del ejercicio y sueño son algunos de ellos.

Tal y como relatan en el blog de World Economic Forum 4: Cuando, en 2017, un joven neoyorquino de 28 años vio que en su reloj inteligente su frecuencia cardiaca se disparaba, no dudó en acudir al hospital donde le hicieron una tomografía que reveló que tenía un coágulo de sangre en los pulmones.

No era la primera vez que uno de estos dispositivos salvaba la vida de su usuario: en el 2016, un hombre de 42 años de Nueva Jersey sufrió una convulsión, los médicos de emergencia que le atendieron descubrieron que tenía latidos cardíacos irregulares. Usando los datos de frecuencia cardíaca de su reloj inteligente pudieron determinar si se trataba de una afección crónica o si los latidos cardíacos irregulares habían comenzado justo antes de la convulsión. “Gracias a este dispositivo pudimos determinar exactamente cuándo la frecuencia cardíaca normal del paciente pasó de 70 a 190”, declaró en un comunicado sobre el caso Alfred Sacchetti del Centro Médico Our Lady of Lourdes de Nueva Jersey.

Medidores eficaces, pero limitados

Según investigadores de la Universidad de Iowa5, este tipo de dispositivos presentan ciertos problemas relacionados, principalmente, con la seguridad:

  • La mayoría de estos dispositivos no requieren ningún tipo de contraseña: si se pierden, los datos confidenciales pueden verse comprometidos.
  • Es muy fácil tomar fotos, videos y grabar audio con estos aparatos, por lo que se puede capturar la información privada de alguien sin su permiso.
  • Estos dispositivos se conectan a los teléfonos inteligentes de su usuario todo el tiempo, dejando el teléfono vulnerable a posibles ataques.
  • No existe ninguna regulación con respecto al manejo de seguridad en estos dispositivos: sigue siendo responsabilidad del fabricante y no de la empresa de telefonía móvil.

Situación en España

Según los datos ofrecidos en el e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular, la enfermedad cardiovascular continúa siendo la primera causa de muerte en nuestro país, con 120.859 fallecimientos registrados al año (datos del Instituto Nacional de Estadística 2018) 6. Además, de acuerdo con un estudio en el que han participado 75 hospitales españoles, la mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se ha duplicado durante la pandemia de la COVID-19 7.

Según este trabajo, las razones principales de este aumento de casos es el incremento del tiempo de isquemia (los minutos que transcurren desde que se inician los síntomas hasta la primera asistencia médica), que ha pasado de 200 a 233 minutos y la disminución del número de pacientes que han acudido al hospital con sospecha de infarto, que al principio de la pandemia fue de un 40% pero que se ha estabilizado en los meses siguientes en un 28% menos de pacientes con síntomas compatibles con infarto que no fueron asistidos.

Dado que los relojes o pulseras inteligentes han resultado eficaces para detectar la fibrilación auricular (frecuencia cardíaca acelerada e irregular que puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular) insuficiencia cardíaca y otras complicaciones relacionadas con el corazón, su uso se perfila como una referencia más para prevenir estos eventos cardiovasculares en un futuro.

 

 

Referencias:

1 Las 10 principales causas de defunción. OMS. Diciembre 2020. 

2 Can a smart watch diagnose a heart attack? Harvard Medical School. Diciembre 2020. 

3 Spaccarotella, Carmen Anna Maria. Multichannel Electrocardiograms Obtained by a Smartwatch for the Diagnosis of ST-Segment Changes. JAMA Cardiology. Agosto 2020. 

4 Brandon, Simon. A smartwatch just saved a man from having a heart attack. World Economic Forum. Octubre 2017. 

5 Tiwari, Ashish. "Role of Consumer Electronics in Heart Disease Prediction" (2019). Iowa State University. Primavera 2019. 

6 Por cada muerte por COVID-19 se producen al menos tres o cuatro por enfermedad cardiovascular. Sociedad Española de Cardiología. Octubre 2020. 

7 La mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se ha duplicado durante la pandemia de la COVID-19. Sociedad Española de Cardiología. Septiembre 2020. 

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