Pescados y mariscos son ingredientes básicos de la Dieta Mediterránea, dada la gran cantidad de beneficios que presentan para la salud. Sin embargo, no hay que exceder el consumo de algunas especies.
El motivo es que también contienen mercurio, un metal pesado que, ingerido en grandes cantidades, puede provocar problemas en el sistema nervioso, en riñones, hígado, órganos reproductivos, en el desarrollo neuronal del feto (si se está embarazada) y de los niños1.
El consumo de pescados y mariscos, independientemente de su contenido en mercurio, es beneficioso y está recomendado por diferentes autoridades sanitarias, como son la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Alimentación), la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) o la FDA (Administración Americana de Alimentos y Medicamentos).
Son proteínas de alto valor biológico, que aportan energía al organismo, y que, además, contienen nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio, vitaminas A, D y B12 y ácidos grasos omega 32. De hecho, se sabe que una dieta variada, como la dieta mediterránea, en la que haya presencia de pescados y mariscos, contribuye a mantener una buena salud cardiovascular, al adecuado desarrollo embrionario y a un crecimiento apropiado de los niños, especialmente hasta los 10 años.
¿Cómo llega el mercurio a pescados y mariscos?
El mercurio es un componente de la corteza terrestre. Se libera al medioambiente a través de la actividad volcánica y la erosión de las rocas por el viento y el agua. También llega por la actividad humana (industria, quema de combustibles fósiles, eliminación de residuos, etc.). De esta forma, el mercurio llega a las aguas de ríos y mares y puede concentrarse en mayor o menor medida en pescados y mariscos. Esta concentración está relacionada con la posición del pez en la cadena alimentaria (peces predadores o presas), del tamaño y de longevidad de los mismos3.
Contenido de mercurio en pescados y mariscos
- Alto contenido: pez espada (emperador), atún rojo, tiburón (cazón, marrajo, tintorera, pintarroja) y lucio.
- Bajo contenido: boquerón (anchoa), arenque, bacalao, bacaladilla, berberechos, caballa, calamar, camarón, cangrejo, cañadilla, carbonero (fogonero), carpa, chipirón, chirlas (almejas), choco (sepia, jibia), cigala, coquina, dorada, espadín, gambas, jurel (chicharro), langosta, langostinos, lenguado, lenguadina (limango), lubina, mejillón, merlán, merluza (pescadilla), navajas, ostión, palometa, platija, pota, pulpo, quisquilla, salmón, sardina, sardinela, sardinopa, solla y trucha.
Se considera que los pescados y mariscos con contenido medio de mercurio son aquellos que no están mencionados anteriormente2.
Esta clasificación es necesaria para poder establecer unos criterios de consumo dependiendo de la población. Existen poblaciones más vulnerables a un consumo elevado de pescados y mariscos con alto contenido de mercurio. Son las mujeres que estén buscando un embarazo o embarazadas, las que estén en periodo de lactancia y los niños menores de 10 años.
Recomendaciones de consumo de pescado
La AESAN, teniendo en cuenta los niveles de mercurio presentes en pescados y mariscos, ha establecido las siguientes recomendaciones:
*Se puede consumir cualquier tipo de pescado y marisco (alto y bajo contenido en mercurio) procurando siempre alternar pescados blancos y azules.
Si se está planificando un embarazo o se está embarazada, es aconsejable acudir al ginecólogo para establecer unas pautas de alimentación adecuadas que favorezcan un adecuado desarrollo del embarazo, así como para la realización de una consulta de preconcepción en la que se estudien qué aspectos pueden favorecer la consecución de un embarazo.
Referencias:
1 Mercurio en el pescado. Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Abril, 2021.
2 Recomendaciones de consumo de pescado por presencia de mercurio. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Junio, 2019.
3 Mercurio. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Diciembre, 2019.