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El Síndrome de Intestino Irritable (SII) es una patología más frecuente de lo que pueda parecer. Un 22% de los españoles lo padece y es más frecuente en mujeres que en hombres.


Dolor abdominal e irregularidades en el hábito defecatorio son los principales síntomas que llevan a los pacientes a las consultas del médico de cabecera y gastroenterología. No se conoce la causa del SII, pero la denominada dieta FODMAP, combinada con otros tratamientos, ayuda a mejorar los síntomas.

Los cambios en el hábito defecatorio o ritmo intestinal suponen que los pacientes pasen temporadas con estreñimiento o diarrea e, incluso, una mezcla de ambos. Los síntomas o signos pueden ser hinchazón abdominal, tenesmo (sensación de evacuación incompleta), incontinencia fecal, gases, ardor de estómago que sube hacia el tórax, saciedad precoz, digestiones lentas y dolor rectal. Otros síntomas extradigestivos son reglas dolorosas, molestias al orinar, dolor de cabeza, muscular y óseo, cansancio y problemas psicológicos (estrés y depresión).

Actualmente, no se conoce la causa que produce el Síndrome de Intestino Irritable, por lo que el diagnóstico se realiza tras la realización de diferentes pruebas: examen físico, análisis de sangre y heces, test de intolerancia a la lactosa, test del aliento (para saber si existe un sobrecrecimiento bacteriano), radiografía o TAC digestivo y colonoscopia y gastroscopia (incluso con biopsia). Estas pruebas descartan patologías funcionales (problemas en alguna parte del aparato digestivo) y llevan al especialista al diagnóstico de SII.

Sin embargo, se sospecha que hay determinados actos que pueden desencadenar los síntomas:

  • Comidas copiosas (dolor abdominal, necesidad evacuatoria, heces diarreicas).
  • Situaciones estresantes (laborales, sociales, familiares, etc.).
  • Algunos medicamentos y productos de herboristería.
  • Ingesta de algunos alimentos: lácteos, cítricos, café, refrescos y edulcorantes como la fructosa o el sorbitol1, 2.

 

¿Cómo es el tratamiento de estos pacientes?

Es una patología digestiva crónica que requiere un abordaje multidisciplinar y que, además, debe basarse en una relación continua y de confianza entre médico/paciente:

  • Farmacológico. Consiste en medicamentos para aliviar los síntomas. Espasmolíticos para aliviar el dolor; laxantes para pacientes con estreñimiento; y medicación para controlar las diarreas.
  • Psicológicos. Terapias para aprender métodos de relajación y aliviar el estrés. En algunos casos, son necesarios fármacos que traten la ansiedad o la depresión.
  • Ejercicio físico regular. Es especialmente importante para pacientes con estreñimiento.
  • Dieta. Evitar las comidas copiosas, productos lácteos, chocolate, alcohol y bebidas con gas y, seguir una alimentación baja en FODMAP´s3.

 

Dieta FODMAP

Cuando hablamos de FODMAP (abreviatura de Fermentables Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides and Polyols) nos referimos a cinco azúcares que forman parte de algunos alimentos: lactosa, fructosa, fructanos, galactanos y polioles. La dieta FODMAP consta de dos fases, la eliminación y reintroducción de nuevo, pero poco a poco, de este tipo de azúcares. De esta forma, se puede identificar qué clase de alimentos son los causantes de los síntomas del Síndrome de Intestino Irritable.

En la fase primera, la de eliminación, se deben dejar de consumir aquellos alimentos que contienen altos niveles de este tipo de azúcares. Entre los más habituales, según el tipo de azúcar, están:

  • Lactosa. Leche y derivados (queso, yogures, helados, natillas, etc.).
  • Fructosa. Miel, manzana, pera, sandía, mango, albaricoque, nectarina, cerezas, ciruelas, etc.
  • Fructanos. Trigo, centeno, cebolla, ajo, alcachofas, espárragos, coliflor, coles de Bruselas, etc.
  • Galactanos. Lentejas, garbanzos y legumbres en general.
  • Polioles. Alimentos con endulzantes que acaban en “ol”, como el sorbitol, xilitol, manitol, etc.

También es recomendable optar por alimentos sin gluten, ya que son susceptibles de provocar intolerancias alimentarias (celiaquía o sensibilidad al gluten). Esta primera fase tiene una duración de entre 2 y 6 semanas, pero el periodo exacto debe ser definido por el especialista, que haga el seguimiento de la dieta para ver la evolución de cada paciente.

Durante la segunda fase, se irán incorporando, de manera progresiva y en cantidades limitadas, cada grupo de alimentos, a fin de identificar qué grupo es el desencadenante de los síntomas. Por su parte el paciente, tendrá que llevar un registro de “cómo le sientan” los alimentos que va reintroduciendo a su dieta. Terminada la fase de reintroducción (entre 8-12 semanas), pautará una dieta que ayude a reducir los síntomas derivados del problema digestivo3, 4.

En todos los casos, el tratamiento del SII debe ser abordado por un gastroenterólogo, un médico especializado en nutrición y, si es necesario, con un psicólogo o psiquiatra. En ningún caso se debe iniciar esta dieta sin la supervisión de un profesional de la medicina porque la enfermedad puede empeorar y, además, provocar un déficit nutricional.

 

 

Referencias:

1 Dr. Moreno-Osset. Síndrome de Intestino Irritable. Fundación Española del Aparato Digestivo. Revista Española de Enfermedades Digestivas, 2005. 

2 Síndrome de Intestino Irritable. Clínica Mayo. Octubre, 2020. 

3 Dra. Ángela Martínez. Síndrome de Intestino Irritable. Rioja Salud. Página consultada el 16 de junio de 2021. 

4 Dieta baja en FODMAP´s. The American Gastroenterological Association (AGA). Abril, 2016. 

Alimentación

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