Aplicar frío o el calor de forma adecuada – Adeslas Salud y Bienestar

Ante una lesión o un dolor muscular, no siempre tenemos claro si debemos usar frío o calor para bajar la hinchazón o aliviar las molestias. Despejamos tus dudas en el post de hoy.


Lo ideal es siempre prevenir las lesiones, en la práctica deportiva por ejemplo, pero cuando hemos tenido una contractura en la espalda, todos hemos usado alguna vez una manta eléctrica, o nos hemos aplicado una bolsa de hielo en una rodilla inflamada. Son remedios que reconfortan y que forman parte del manual básico de primeros auxilios, ahora bien, ¿sabemos por qué la temperatura juega un papel importante en el alivio del dolor? Y lo más importante, ¿sabemos cuándo debemos aplicar frío o calor?

Por qué usamos frío o calor en lesiones y dolores

La aplicación de una determinada temperatura sobre una zona inflamada y dolorida puede tener diferentes efectos sobre los tejidos. Cuando utilizamos frío, hablamos de crioterapia; cuando utilizamos calor, nos referimos a la termoterapia.

Crioterapia

Con el frío buscamos reducir la sensibilidad de los tejidos, reducir el flujo sanguíneo y bajar la temperatura de la zona. Con ello, se consigue reducir la inflamación y aliviar el dolor o los espasmos musculares1.

Cuándo se debe usar frío o crioterapia

El frío está especialmente indicado cuando la lesión es reciente. Así, será la opción que deberemos utilizar durante los primeros tres días. Al usar una bolsa de hielo o gel helado, además de entumecer la zona también conseguimos que los vasos sanguíneos se contraigan, y esto ayuda a reducir la hinchazón2 y el riesgo de hemorragia, y produce un efecto local de alivio del dolor.

Es la opción, por tanto, para lesiones agudas: esguinces, fracturas, luxaciones, sobrecargas…

Cómo debemos usar el frío

Para que la crioterapia sea eficaz, el frío debe penetrar en profundidad en el tejido lesionado. Así, cuanto mayor sea el músculo o articulación lesionado, más tiempo mantendremos el frío local. Si la lesión se produce en un tobillo, por ejemplo, podemos aplicar frío durante 30 minutos, si hablamos de los músculos del muslo, serían 45 minutos3.

  • Hay diversas formas de utilizar la crioterapia: una bolsa de hielo, una bolsa de gel reutilizable que habremos tenido en el congelador… En caso de que la lesión nos pille desprevenidos, una bolsa de verduras congeladas hará la misma función.
  • Es importante recordar que existe el riesgo de producir lesión por frío; por ello, nunca aplicaremos el hielo directamente sobre la piel, sino protegido por un vendaje elástico o, en su defecto, por un paño o una toalla.
  • No debes utilizar frío directamente sobre heridas abiertas, ni tampoco en una zona que tenga el riego sanguíneo reducido, como por ejemplo cuando las arterias se han estrechado por una arteriopatía periférica2.
  • Es importante mantener el enfriamiento durante las primeras dos o tres horas después de la lesión. La aplicación se cambia a los 30-45 minutos, revisando la piel, y durante las siguientes tres a seis horas se mantiene el enfriamiento 30 minutos cada hora3.

Termoterapia

Por una parte, el calor aumenta el flujo sanguíneo, da flexibilidad al tejido conjuntivo (el que sostiene, protege y estructura otros tejidos y órganos del cuerpo) y ayuda a reducir el dolor muscular y la rigidez articular1.

Cuándo se debe usar calor o termoterapia

En general, se recomienda el uso de calor para calmar las molestias de lesiones de más de dos días de duración; no es conveniente utilizarlo en un proceso agudo, ya que puede aumentar el sangrado y la inflamación, dificultando la cicatrización. El calor también se usa para mitigar los dolores articulares crónicos.

Con la termoterapia aumenta el flujo de sangre, se alivia la rigidez, y disminuye también el dolor y la inflamación. Gracias al calor aumenta la elasticidad, lo que ayuda a las fibras de colágeno a recuperarse para la rehabilitación.

Así, usaremos el calor en casos de artritis, artrosis, contracturas de larga duración, así como en las lesiones que ya tengan más de tres días de duración.

Cómo debemos usar el calor

  • Podemos aplicar el calor sobre la superficie, pero también llegar a tejidos más profundos.
  • El calor superficial lo conseguimos con manta eléctrica o cojines térmicos, baños de parafina o hidroterapia. En casa, podemos usar una manta eléctrica o una esterilla a media potencia y en periodos de cinco a diez minutos varias veces al día.
  • El calor llegará a capas más profundas si se utilizan ondas sonoras de alta frecuencia (ultrasonidos).

Recuerda que:

  • Tanto el frío como el calor tienen como objetivo reducir la inflamación y aliviar los dolores.
  • El frío reduce el riesgo de sangrado y se recomienda su uso en lesiones agudas de menos de tres días de evolución.
  • El calor favorece la circulación y se recomienda en lesiones de más de dos o tres días de evolución, así como en dolores crónicos.
  • Puedes aplicártelo en casa, pero siempre recordando proteger la piel del frío y cuidando de no aplicarte una temperatura demasiado elevada.

 

 

Referencias:

1 Manual MSD. Versión para público general. Consultado en julio de 2021.

2 Dolor a causa de la tendinitis. ¿Debería aplicarme frío o calor? Mayo Clinic Consultado en julio de 2021.

3 Crioterapia y termoterapia en las lesiones del aparato locomotor. Offarm, 2002. Autor: Juan Arenas.

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