Los episodios febriles son muy comunes entre los niños de 0 a 3 años. Suelen darse con más frecuencia en aquellos que acuden a centros de escolarización y, especialmente, durante la temporada de invierno1. Aunque suelen poner en alerta a los padres, hay que tener en cuenta que no es una enfermedad grave, siendo solo la respuesta del organismo ante una infección.
La fiebre en los niños es la causa más frecuente de asistencia a las urgencias pediátricas en los primeros años de vida. Sin embargo, y aunque parezca paradójico, cuando la fiebre no es muy alta y no afecta al estado general del niño, ayuda a desarrollar y fortalecer su sistema inmunitario y no necesita ser tratada, por lo que no siempre debe ser considerada como un motivo de alarma2.
Infecciones por virus o bacterias suelen estar detrás de la aparición de la fiebre. Estas infecciones no tienen por qué ser importantes ni suponer un grave problema para la salud, pudiendo el propio sistema inmunitario del niño acabar con ellas sin necesidad de recurrir a un tratamiento farmacológico.
En aquellos casos en los que un niño sano tiene fiebre, habría que prestar más atención al estado general del niño que a la propia fiebre. Por tanto, si el niño no tiene un malestar general, no rechaza la comida e, incluso, juega, los pediatras apuntan a que lo más probable es que la enfermedad que ha generado la fiebre no sea grave. En estos casos, el tratamiento estaría únicamente dirigido a aliviar el posible malestar que pueda ocasionar la fiebre.
Entre los remedios que se pueden realizar de forma casera están mantener al niño bien hidratado (la fiebre hace que se sude más y se pierda más agua) y controlar que la temperatura ambiental sea agradable y evitar que el niño tenga mucha más ropa de la necesaria. Además, si los niños toleran el baño, este debería ser un momento de relajación para el niño, pero siempre con el agua a la misma temperatura del menor (no son necesarios los baños en agua fría). Habría que evitar, por otra parte, la utilización de friegas con alcohol, que a pesar de ser una creencia muy extendida, no aporta ningún beneficio al niño con fiebre.
El paracetamol o el ibuprofeno podrían ser de ayuda para mejorar el posible malestar que produce la fiebre en el niño. La recomendación de los pediatras es que su uso no se debe de alternar y que se deben administrar en base al peso del niño. Es importante saber que el paracetamol se puede administrar a partir de los 3 meses, mientras que el ibuprofeno a partir de los 6 meses de vida1.
¿Qué signos deben alertar a los padres?
La fiebre debe alertar a los padres de que es un síntoma de una infección o enfermedad grave y que debe ser evaluado por un médico pediatra cuando2 y 3
- Tenga una duración mayor a 48-72 horas.
- Se presente en un recién nacido o en un menor de 3 meses.
- Sea muy alta: si supera los 39º C en un niño de 3 a 6 meses o 40º C con cualquier edad.
- Exista irritabilidad o llanto muy difícil de calmar.
- El niño tenga convulsiones o pérdida de conocimiento.
- Haya somnolencia excesiva: es difícil que los padres puedan desperezar al niño.
- Aparecen lesiones en la piel: en forma de manchitas rojas o moradas.
- Exista dificultad para respirar: tenga silbidos cuando respira o tenga una respiración muy rápida.
- Presente vómitos o diarreas persistentes: que puedan suponer una deshidratación para el niño.
- Si no orina o la orina es muy escasa.
En estos casos hay que llevar a los niños al especialista para que se le realicen las pruebas pertinentes y se pueda obtener un diagnóstico de la enfermedad. De esta forma tratarán la enfermedad de base a la vez que prescribirán los fármacos necesarios para aliviar el estado general de los niños.
Fiebre y COVID19
La fiebre es uno de los principales síntomas de la COVID19, pero es un síntoma que comparte con multitud de enfermedades infecciosas y con gran capacidad de transmisión, aunque la gravedad de las mismas sea mucho menor. 4 Para evitar posibles contagios, especialmente durante la pandemia, los padres tendrían que evitar llevar a los niños a escuelas de educación infantil o al colegio siempre que exista fiebre. También tendrían que considerar otros síntomas que podrían tener relación con la COVID19 como son: tos, congestión nasal, cansancio y vómitos o diarrea. Tanto si el niño solo presenta fiebre como si va acompañado de otros síntomas, el protocolo indica que los padres tienen que ponerse en contacto con el pediatra de Atención Pediátrica para que les dé las pautas a seguir.
En caso de que la fiebre y el malestar en el niño se presente una vez esté en el colegio o escuelas de educación infantil, los padres serán informados y el niño permanecerá aislado hasta que sea recogido por su familia. Posteriormente los padres, igualmente tendrán que contactar con su pediatra y seguir sus indicaciones. En caso de que se confirme que el niño está infectado por COVID19, los padres tendrán que comunicarlo al centro educativo para que este tome las directrices oportunas establecidas para estos casos.
Referencias:
1 Fiebre: ¿qué hacer cuando el niño tiene fiebre? En familia. Asociación Española de Pediatría. Marzo, 2014.
2 La fiebre representa el motivo más frecuente de consulta en urgencias pediátricas. Asociación Española de Pediatría. Junio, 2012.
3 Acerca de la fiebre de vuestros hijos. Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Julio, 2014.
4 Propuesta de actuación de la Asociación Española de Pediatría-EAP, en caso de fiebre en un niño en el colegio/escuela infantil. Junio, 2020.