En este post vamos a explicar qué es el SIBO y por qué se produce. Abordaremos sus síntomas, su diagnóstico y tratamiento, y explicaremos qué tipo de alimentación es más adecuada para el SIBO.
Nuestro intestino está habitado por millones de microorganismos diversos que conjuntamente constituyen lo que se denomina microbiota intestinal. La microbiota está implicada en múltiples funciones metabólicas, por lo que es fundamental que se mantenga sana y en equilibrio. En ocasiones, la cantidad de bacterias presentes en el intestino delgado, el órgano encargado de absorber los nutrientes, aumenta de manera excesiva. Este sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado se conoce como SIBO y puede provocar náuseas, hinchazón, diarrea y otros síntomas1,2.
¿Qué es el SIBO y por qué se produce?1,2
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) es un aumento anormal de la presencia de bacterias en el intestino delgado, más concretamente, de algunos tipos de bacterias que normalmente no habitan en esa parte del tubo digestivo. Suele ocurrir cuando el tránsito de los alimentos por el tubo digestivo se ralentiza por algún motivo, creando un caldo de cultivo que favorece el crecimiento de las bacterias.
Entre las causas más habituales de este sobrecrecimiento bacteriano están las siguientes:
- Reposo intestinal tras una intervención quirúrgica abdominal, como la cirugía de reducción de estómago o para tratar una úlcera.
- Problemas estructurales del intestino delgado, como adherencias, fístulas o divertículos.
- Enfermedades e inmunodeficiencias, como la enfermedad de Crohn, la diabetes o la celiaquía.
El SIBO puede dañar la mucosa intestinal y su capacidad de absorción, y tener consecuencias negativas sobre la salud, como, por ejemplo:
- Malabsorción de carbohidratos, grasas y proteínas.
- Déficit de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y vitamina B12.
- Debilidad ósea, osteoporosis y cálculos renales, por una absorción deficiente del calcio.
Síntomas, diagnóstico y tratamiento del SIBO
Los síntomas del SIBO son variados y pueden incluir los siguientes1,2:
- Hinchazón abdominal, con meteorismo y flatulencias.
- Pérdida del apetito.
- Diarrea o estreñimiento.
- Dolor y molestias abdominales.
- Náuseas.
- Sensación de excesiva saciedad después de las comidas.
En casos más severos de SIBO, puede producirse una pérdida involuntaria de peso, así como problemas de concentración, astenia (sensación de fatiga y debilidad) o déficits nutricionales asociados a la malabsorción de los nutrientes1,2.
El SIBO puede confundirse con otras patologías, como el síndrome de intestino irritable, por lo que el diagnóstico a veces se complica. Para diagnosticarlo, se pueden realizar diversas pruebas2,3:
- Prueba de aliento: con ella se determina el hidrógeno o el metano exhalado tras la toma de una mezcla de glucosa y agua. Un aumento rápido de estos gases en el aliento puede ser indicativo de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
- Aspirado y cultivo de una muestra del líquido del intestino delgado: la muestra se extrae mediante endoscopia y se cultiva para posteriormente analizar el crecimiento de bacterias.
- Otras pruebas complementarias: análisis de sangre para detectar deficiencias nutricionales, análisis de heces para comprobar si existe malabsorción de las grasas o pruebas de imagen para descartar alteraciones estructurales del intestino.
El tratamiento del SIBO suele basarse en la toma de antibióticos eficaces frente a bacterias aeróbicas y anaeróbicas y, en caso de una anomalía estructural del intestino, mediante reparación quirúrgica. Por otra parte, la alimentación es muy importante en el abordaje de esta enfermedad, tanto para maximizar la eficacia del tratamiento, como para corregir las posibles deficiencias nutricionales y controlar el crecimiento bacteriano en el intestino2,3.
Alimentación adecuada para el SIBO2,4
Se recomienda que las personas con SIBO realicen una dieta con bajo contenido en carbohidratos fermentables (azúcares, almidones y fibra) o dieta FODMAP.
Los FODMAP (abreviatura en inglés de oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables) son carbohidratos de cadena corta. Para algunas personas resultan difíciles de digerir porque se absorben lentamente, acumulan agua y fermentan en el colon.
Normalmente, el plan de alimentación con bajo contenido en FODMAP dura de seis a ocho semanas y posteriormente se van incorporando alimentos progresivamente para ver cuáles son los que desencadenan los síntomas en cada persona.
Es recomendable realizar este tipo de dieta bajo supervisión médica, para poder seguir un plan personalizado en función de las necesidades individuales y realizar un seguimiento adecuado del proceso. No obstante, una dieta baja en FODMAP incluye alimentos en general recomendados y otros no recomendados.
Alimentos recomendados (bajos en FODMAP)2,4:
- Verduras: espinaca, pepino, tomate, apio, judías verdes. En pequeñas cantidades (menos de 40 g) también berenjena, calabacín, lechuga o pimiento verde.
- Frutas (mejor en cantidades pequeñas): mandarina, naranja, kiwi, melón, limón, arándano, piña, fresa, granada o higo.
- Lácteos: quesos curados, leche sin lactosa y yogur sin lactosa.
- Proteína animal: carnes no procesadas, pescado y huevos.
- Legumbres: tofu, tempeh o quorn.
- Frutos secos: nuez y nuez de macadamia.
- Aceites: oliva y girasol.
- Cereales: arroz no integral, avena, maíz y quinoa.
- Tubérculos: patata, yuca y boniato.
- Otros: azúcar y edulcorantes como el aspartamo o la sucralosa, chocolate negro, bebidas vegetales (excepto de soja), café.
Alimentos que se deben evitar (altos en FODMAP)2,4:
- Verduras: cebolla, ajo, alcachofa, coliflor, repollo, brócoli, pimiento rojo, espárrago, champiñón.
- Frutas: manzana, aguacate, albaricoque, cereza, ciruela, melocotón y nectarina, fruta en conserva.
- Lácteos: leche, yogur, quesos poco curados, mantequilla.
- Proteína animal: embutidos y carnes procesadas, como salchichas y hamburguesas.
- Legumbres: judías blancas, lentejas, garbanzos, guisantes y soja.
- Frutos secos: almendra, avellana, anacardo o pistacho.
- Cereales: arroz y cereales integrales, espelta, trigo y centeno en grandes cantidades.
- Bebidas: cerveza, infusión de manzanilla, diente de león o hinojo, vino rosado.
- Otros: salsas comerciales y algunos edulcorantes como el sirope de agave o el eritritol, miel y leche de coco.
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Referencias:
1Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO). Síntomas y causas. Mayo Clinic. Enero, 2022.
2Sobrecrecimiento Bacteriano - Dra. Gras Ruíz. Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). Septiembre, 2022.
3Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO). Diagnóstico y tratamiento. Mayo Clinic. Enero, 2022.
4Dieta baja en FODMAP. Medline Plus. Mayo, 2021.