Cuando un bebé está babeando constantemente y quiere llevarse todo a la boca, es probable que su primer diente esté erupcionando.
Si bien es importante concentrarse en aliviar el dolor de la encía y mantener al bebé lo más cómodo posible mientras le salen los dientes, también es importante comenzar a pensar en cómo cuidarlos de manera correcta.
Estos primeros dientes, también conocidos como dientes temporales o dientes de leche son importantes por muchas razones. Permiten que el niño pueda masticar de manera correcta y en consecuencia tener una dieta saludable. Además, estos dientes colaboran en el desarrollo del habla y la fonación. Es importante mantenerlos en buen estado y que no se pierdan de manera prematura ya que son los que están guardando el espacio necesario para que los dientes permanentes puedan erupcionar de manera correcta en su momento. Por todo ello, cuidarlos bien es muy importante.
El proceso de erupción de los dientes sigue un patrón y una evolución distintos en cada niño. Este primer conjunto de dientes o dentición primaria, se compone de 20 dientes, cuatro incisivos centrales, cuatro incisivos laterales, cuatro caninos y ocho molares.
Los dientes frontales son los que aparecen primero. El primer diente de leche en salir suele ser el incisivo central inferior a los 6-8 meses de edad seguido del incisivo central superior a los 10 meses.
A los 16 meses, los primeros molares o dientes posteriores son visibles en la cavidad bucal, seguidos por los caninos superiores e inferiores a los 19 y 20 meses aproximadamente. Los dos últimos dientes de la dentición temporal, los segundos molares superiores e inferiores, erupcionan a los 27 y 29 meses.
La erupción de los dientes de leche varía mucho entre los diferentes niños, al igual que es variable el momento en el que estos dientes comienzan a caerse, siendo lo más habitual que comience a ocurrir a partir de los seis años.
La dentición decidua se completa a la edad de 3 años y está presente solo por un corto período de tiempo, perdiéndose por completo y reemplazándose por la dentición permanente a la edad de 11 años.
Los dientes de leche, al igual que los dientes permanentes, pueden dañarse y cariarse desde el momento en que aparecen en la cavidad oral. De hecho, al erupcionar es cuando se pueden descomponer más fácilmente. Se volverán más duros y resistentes a medida que van madurando en la boca, resistiendo mejor el ataque de los ácidos y, en consecuencia, la aparición de caries dental.
A continuación, se exponen una serie de consejos que ayudarán a que los dientes de los bebés se mantengan sanos:
- Aunque los dientes no hayan erupcionado, las encías del bebé deben limpiarse y lo ideal es hacerlo con una toallita húmeda o una gasa, por lo menos una vez al día o después de las tomas.
- Es importante evitar la succión prolongada o frecuente para calmar al niño, más allá de las necesidades nutricionales.
- Es recomendable no acostar al bebé con un biberón con un contenido que no sea agua. La leche puede acumularse en la boca del bebé y provocar la aparición de caries.
- El chupete debe usarse sólo cuando realmente lo necesite. Es recomendable que se deje de usar alrededor de los 2 años, ya que su uso prolongado puede causar problemas con la alineación de los dientes. Además, es importante no mojar o impregnar el chupete en alimentos o bebidas como la miel.
- Las bebidas azucaradas como el zumo de frutas o los refrescos deben evitarse en la medida de lo posible. La mejor bebida que se le puede dar al niño, es el agua.
- La higiene de los dientes debe comenzar en cuanto estos aparezcan en boca.
- Controlar y revisar los dientes de los niños buscando posibles signos tempranos de caries.
- Alrededor de los dos años de edad es recomendable visitar al dentista para una revisión bucodental.
Aunque los dientes de leche se quedan solo unos pocos años, también hay que cuidarlos. Enseñar desde pequeños a mantener una buena higiene oral puede tener un impacto de por vida en los niños. Introducir hábitos dentales saludables desde el principio puede solidificar la importancia del cuidado dental preventivo, haciendo que sea más fácil mantener estos hábitos durante la edad adulta. Ejercer una buena higiene bucodental y acostumbrarse a las visitas periódicas al dentista son unas buenas medidas para crear rutinas que den lugar a una futura salud bucodental saludable.