La cavidad oral es la intersección entre la medicina y la odontología y la ventana a la salud general de los pacientes. Cientos de enfermedades y medicamentos afectan a la cavidad oral, y las condiciones patológicas de la boca tienen un impacto sistémico mayor de lo que se podría creer. No está claro si existe una verdadera causalidad o solo una asociación entre la enfermedad periodontal y otras afecciones sistémicas, como la enfermedad vascular, la enfermedad pulmonar, la diabetes, las complicaciones relacionadas en el embarazo, la osteoporosis y la enfermedad renal.
Un rasgo compartido de la enfermedad periodontal y estas condiciones médicas es que son condiciones crónicas que tardan mucho tiempo en desarrollarse y volverse clínicamente significativas. El desafío es la prevención primaria: tratar antes de la aparición de los síntomas.
En la cavidad oral existe una cantidad importante de bacterias que, si no se mantienen unos correctos hábitos de higiene bucodental, se puede provocar un sobrecrecimiento y, en consecuencia, dar lugar a la aparición de caries y de enfermedad periodontal.
Se ha demostrado que existe una importante relación entre las bacterias asociadas a la periodontitis y patologías a nivel sistémico como pueden ser:
Problemas cardiovasculares
Provocados cuando las bacterias de la cavidad oral, a través de las encías ingresan en el torrente sanguíneo, pudiendo llegar al corazón y provocar un infarto.
Endocarditis bacteriana
Provocada por esas mismas bacterias de la cavidad oral que llegan a los revestimientos internos del corazón y de las válvulas cardiacas provocando su inflamación e infección.
Accidentes cerebrovasculares
Provocados por la acumulación de bacterias y coágulos de sangre que viajan por el torrente sanguíneo hasta otras zonas del cuerpo, pudiendo alojarse en diferentes arterias, provocando su estrechamiento o incluso su obstrucción.
Artritis reumatoide
Tanto la artritis como la enfermedad periodontal se caracterizan por provocar una inflamación crónica, destrucción ósea y daño en los tejidos blandos. El control y mantenimiento de la enfermedad periodontal ayuda a mejorar los signos y síntomas de ambas enfermedades.
EPOC
Las bacterias orales y una mala salud bucodental son factores de riesgo de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que puede empeorar debido a un aumento de las bacterias en los pulmones.
Diabetes
La diabetes y la enfermedad periodontal tienen una verdadera relación bidireccional, y existe una fuerte evidencia de que el tratamiento de una condición impacta positivamente en la otra. Las personas con diabetes tienen un riesgo mayor de padecer periodontitis, sin embargo, una diabetes bien controlada no implica un mayor riesgo de enfermedad periodontal.
Embarazo
Durante el embarazo se producen grandes cambios en el cuerpo de la mujer, cambios que impactan tanto en la cavidad oral como en el sistema materno-fetal. La secreción de ácido gástrico y el reflujo ácido hacia la boca, provocan erosión en el esmalte y en consecuencia un aumento del riesgo de aparición de caries. Por otra parte, una mala condición bucodental puede afectar negativamente en el embarazo aumentando el riesgo de preeclampsia, abortos espontáneos, partos prematuros y bajo peso al nacer del recién nacido. Los cambios en los niveles hormonales de estrógenos y progesterona, provoca cambios en el estado de las encías, pudiendo producir su hipertrofia e inflamación.
Los beneficios de una buena salud oral no solo influyen en una buena salud general, sino también en una buena salud psicológica y social. Una mala dentición provoca problemas en la masticación, pudiendo afectar negativamente en la ingesta nutricional.
Los buenos hábitos en relación a la higiene bucodental y las visitas regulares al dentista, no solo previenen la enfermedad periodontal, sino que también ayudan a controlar a esos pacientes que presentan riesgo de padecer condiciones sistémicas más serias.
Una correcta rutina de cuidado bucodental incluye el cepillado al menos dos veces al día durante dos minutos, el uso del hilo dental para limpiar las zonas donde el cepillo no llega y el uso de un enjuague bucal para eliminar las partículas de alimento que quedan después del cepillado. También es importante consumir una dieta saludable y limitar los alimentos y bebidas azucaradas.
Las visitas al dentista deben ser regulares y constantes, ya que la mayoría de las complicaciones dentales no provocan síntomas perceptibles hasta que se requiere de un tratamiento serio. Las revisiones regulares son la única forma de asegurarse de no desarrollar un problema dental importante y que su aparición se detecte a tiempo para poder subsanarlo sin mayores complicaciones.
En definitiva, queda claro que existe un claro vínculo entre la salud bucal y la salud general, por ello al mantener unos buenos cuidados de la salud oral, se pueden dar grandes pasos en mejorar la salud general. El cuidado de la salud oral es una inversión clara en la salud general.