En este post vamos a explicar qué es el vínculo afectivo o apego, y cómo crear un vínculo afectivo seguro y mantenerlo a lo largo del tiempo.
El vínculo afectivo entre padres e hijos es una predisposición natural que aparece tras el nacimiento del hijo. Este lazo tiene un triple objetivo para el bebé: la supervivencia física, la construcción de la personalidad y el desarrollo emocional equilibrado. Comienza a establecerse desde el nacimiento y, si su desarrollo es adecuado, permitirá que, cuando crezca, el niño consiga establecer relaciones de confianza con los demás1-4.
¿Qué es el vínculo afectivo y por qué es importante?
Se conoce como vínculo afectivo al sentimiento intenso de apego que surge con el nacimiento del bebé y que aumenta y se afianza con el paso del tiempo. Esta relación afectiva, de cariño tan especial y única entre padres e hijos no se crea de manera automática, sino que se va desarrollando poco a poco con la relación diaria y el tiempo que comparten juntos1,2,4,5.
La importancia de este vínculo radica en que proporciona seguridad al bebé, le ayuda a desarrollar su autoestima y marcará su forma de relacionarse y de establecer vínculos con otras personas cuando sea mayor4,5.
Los bebés tienen la necesidad de vincularse y están preparados para hacerlo desde el primer momento, mientras que los padres pueden sentir este fuerte apego de inmediato, en los primeros días después del nacimiento, o tardar algo más en forjar ese sentimiento5.
El vínculo que se crea entre padres e hijos no siempre es igual, sino que depende del tipo de relación que se establece entre el bebé y las personas que lo cuidan a diario2,3.
Un vínculo seguro y confiado es el que crea una relación afectiva saludable, proporciona al niño un sentimiento de seguridad, protección y pertenencia relacionado con la presencia de los padres, y deja una huella profunda que le marcará en el futuro. A pesar de que el bebé busca la proximidad con sus padres, un niño con un vínculo seguro se deja tranquilizar por un extraño en ausencia de sus padres y, a su regreso, mantiene un estado emocional positivo2,3.
La creación de un apego adecuado durante la infancia es la base del desarrollo emocional equilibrado del niño, y le ayudará a establecer relaciones positivas con los demás y a afrontar con seguridad los retos a los que se enfrente durante la vida2,3.
Los niños que reciben cariño y se sienten atendidos por sus padres, aprenden a confiar en las personas y a sentirse seguros en el entorno que les rodea2,3.
Sin embargo, algunos bebés se sienten inseguros e intranquilos, ya sea porque no reciben suficientes muestras de cariño, o porque sus padres son poco sensibles, están poco presentes o actúan de forma errática ante situaciones similares. Todo ello propicia que se establezca un vínculo inseguro entre padres e hijos. Los niños que han establecido este tipo de apego tienen mayor riesgo de presentar problemas en su desarrollo emocional, cognitivo y social, y pueden ser niños emocionalmente inseguros, con baja autoestima, un nivel de madurez superior o inferior al que corresponde a su edad, y pocas habilidades para relacionarse con los demás2,3.
Para lograr establecer este vínculo seguro con nuestros hijos es fundamental demostrarles lo mucho que los queremos, ser sensibles a sus necesidades y estar disponibles para atenderlas con cariño. El niño debe tener la certeza de que siempre cuenta con adultos cuidadores, que le consolarán cuando llore, le ayudarán si se cae o se hace daño y le confortarán si está triste o tiene miedo2,3.
Consejos para fomentar un vínculo afectivo óptimo con tu hijo desde el nacimiento
El papel de las madres y los padres en el establecimiento de un vínculo seguro con sus hijos es fundamental. El vínculo se va estableciendo de forma gradual a través de la relación cotidiana y de los cuidados y actividades que comparten. Poco a poco, el bebé reconoce a quienes le alimentan, le miran, le bañan, le acarician y le hablan, y confía en ellos. Además, relaciona la presencia de los padres con sensaciones agradables, por lo que su presencia le anuncia bienestar y relajación, y fortalece el lazo afectivo entre ellos4.
Este vínculo podría tardar más en establecerse si, por ejemplo, vuestro hijo ha precisado pasar unos días en cuidados intensivos o se trata de una adopción, pero con el paso de los días juntos y estos consejos, se ira estableciendo y afianzando ese vínculo1,5:
- Alimentadle: si se ha decidido ofrecer lactancia materna, el olor, tacto y contacto durante las tomas ayudará a lograr y motivar el vínculo. Si se ha decidido ofrecer lactancia artificial, al darle el biberón también tendréis un contacto muy próximo y estaréis promoviendo el vínculo afectivo.
- Cogedle en brazos y acunadle. Ponedle también sobre vuestro torso para que vuestras pieles estén en contacto (piel con piel).
- Miradle y sonreídle a menudo.
- Hacedle gestos y expresiones faciales con la cara, tratará de imitarlos.
- Imitad sus movimientos y balbuceos. Jugad con él.
- Habladle, leedle y cantadle: los bebés disfrutan escuchando voces humanas, y más aún las de sus figuras de apego y cuidadores principales.
- Atendedle cuando llore. Recordad que se comunica a través del llanto cuando tiene alguna necesidad, por ello es importante atenderle de manera sensible, eficaz y con cariño.
- Disfrutad juntos del momento del baño. Dadle cariño y hacedle caricias en el aseo y en los masajes.
- También podéis portearle (siempre de manera segura con un dispositivo adecuado y ergonómico). El porteo asegura un contacto constante.
Cómo mantener y fortalecer el vínculo afectivo a medida que el niño crece
A pesar de que el vínculo se empieza a crear en el nacimiento, es necesario mantenerlo y fortalecerlo. Existen distintas etapas en el vínculo de apego4:
- Hasta los tres meses: el bebé se interesa por los cuidadores que le rodean, pero todavía no tiene una preferencia por que le cuide una persona determinada. Va creando ese apego y unión tan especial cuando los padres pasan tiempo con él, le atienden cuando llora y se ocupan de sus necesidades cotidianas.
- De los tres a los seis meses: el bebé empieza a reconocer a sus cuidadores principales, por eso son unos meses fundamentales para fortalecer el vínculo y demostrarle la confianza que necesita.
- De los seis meses hasta el año: el vínculo de apego con los padres termina de consolidarse y comienza a aparecer un sentimiento de angustia o ansiedad ante personas desconocidas.
- A partir del primer año: el bebé sigue buscando seguridad en sus padres ante situaciones o personas desconocidas, pero está dispuesto a jugar y explorar nuevas cosas de forma confiada y tranquila, debido a que el vínculo se ha consolidado.
- Después del segundo año: el niño tiene una personalidad más definida y un papel más activo en las relaciones con los demás. Es más autónomo y se abre a nuevas relaciones, pero sigue buscando la ayuda de las personas con las que ha generado mayor apego cuando necesita algo.
Recuerda que el cariño incondicional, la sensibilidad y la eficacia para responder a las necesidades del bebé son fundamentales para la creación de un vínculo seguro. Este proceso no es instantáneo, sino que requiere tiempo y la receptividad de los padres. Establecer un vínculo seguro con tu hijo le ayudará a desarrollar una personalidad y una afectividad adecuadas2,4,5.
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Referencias:
1Crear lazos afectivos con el recién nacido. Medline Plus. Febrero, 2021.
2Martínez González C. Desarrollo del vínculo afectivo. Introducción. En: AEPap ed. Curso de Actualización Pediatría 2008. Madrid: Exlibris Ediciones; 2008. p. 299-301.
3Vínculo afectivo y sus trastornos. AVPAP. Mayo, 2012.
4Cómo establecer un buen apego. Programa de Salud Infantil y Adolescente de Andalucía. Consultado en marzo, 2023.
5Vinculación con su bebé. KidsHealth. Junio, 2018.